«Los niños son el tesoro más precioso que puede poseer una comunidad, pues en ellos reside la promesa y garantía del futuro».
Al igual que un tierno árbol, los niños crecen y se desarrollan según la forma en que son educados y las influencias que se ejercen sobre ellos.
El currículo básico para la educación espiritual bahá’í pretende forjar jóvenes saludables y espiritualmente dinámicos que se convertirán en adultos sin prejuicios y dignos; que sienten que son apreciados y amados por Dios, y que tienen un papel para cumplir en el servicio a la humanidad.
No olviden jamás el imperativo de atender las necesidades de los niños del mundo y ofrecerles clases que desarrollen sus facultades espirituales y establezcan los cimientos de un carácter noble y recto.
Dirigidas a niños de 5 a 10 años, las clases semanales nutren las mentes y corazones tiernos de nuestros niños. Cada clase gira en torno a una virtud. Así, a través de la memorización y estudio de citas y oraciones, historias, juegos, dibujos y canciones, los niños aprenden acerca de las cualidades que los seres humanos poseemos y podemos desarrollar tales como la generosidad, la amabilidad, el amor y el servicio.
La comunidad bahá’í ofrece este servicio en apoyo a la labor que los padres realizan por educar a sus hijos y proveerles de las herramientas para hacer frente a los retos de nuestro tiempo. ¿Y qué preparación es más esencial para nuestros niños que la de construir juntos los «cimientos de un carácter noble y recto»?